domingo, 2 de julio de 2017

AQUEL VERANO

Caminaba por la calle dejándose seducir por cada aroma, con cada historia, con cada pared hecha lienzo y con cada rincón donde el tiempo había narrado varios cuentos.
Uno de esos cuentos lo tenía de protagonista, porque ahí había conocido lo que es un dulce beso, 
había sentido lo que no se puede explicar, había probado lo que la razón no puede entender.
Ahí estaba en ese lugar, recordando aquello que ya no estaba, pero que había quedado esparcido por
cada calle que transitaba, en los bancos de la plaza o pegado a los ladrillos de cada esquina.
Cuántas sensaciones lo recorren por dentro sin dejar de identificar cada una como únicas, sin dejar de saborearlas como esos platos que quieres que nunca se acaben. Qué habrá pasado con aquella niña
del verano, dónde habrá depositado su corazón, seguirá sintiendo el mismo calor que el sentía? 
seguirá comparando los besos como él hacía, o sólo habrá guardado esas vacaciones en un álbum
junto a otras, sin siquiera recordar el año. Qué duda tan grande, casi tan grande como el mar que 
había bañado sus sentidos y arrastrado hacia adentro parte de su corazón.

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