¿SI ACEPTO?
Se olían las sales del mar en cada
rompiente de las olas, y la arena quemaba sus pies en esa tarde de verano, pero
ambos eran felices porque sus cuerpos se pegaban mimetizándose con el calor de
ese día soleado. Nada importaba, sus labios se mojaban en cada apretón, y sus
corazones latían a tal punto de que ambos llegaban a chocarse en cada abrazo.
Había juventud en ese amor, había ganas, y había estallidos que aturdían y no
dejaban escuchar lo que sucedía a los alrededores.
Fue el verano soñado, fue de esos que siempre uno quiso
vivir y que quisieramos que no terminen nunca, solo duró tres meses, pero
pareció durar toda una vida, fueron intensos y dejaron huellas que nunca
pudieron borrar. A veces uno se pregunta si se puede vivir así toda una vida, o
si solo lo bueno dura poco, cosas que hoy todavía no tienen respuestas, ya que
nunca más lograron vivir esa historia que solamente en los cuentos se leen.
Nunca más se vieron, solo quedaron algunas fotos, pero
tantos sentimientos que pareciera que la vida se paró en esa fecha y que todo
lo que vino después nunca llegó a tener tantos colores.
Sus nombres eran León y Lara, pero como decidieron no
etiquetarse, pusieron la palabra amor para llamarse uno al otro, ya que eso era
lo que tenían en común entre ellos.
Pasaron los años y hoy León está parado impaciente
esperando que se habrá esa puerta la cuál trae a la mujer que él eligió para
pasar el resto de su vida…
Aunque supongo que en su inconsciente su corazón podría
estar esperando a otra, a la cuál nunca abandonó.
La puerta se abre como un gran telón de una obra de teatro y por la alfombra roja comienza a dar
paso por paso para llegar a su encuentro lo nuevo, lo que viene. En cada paso
se siente un estruendo en el corazón de León, de alegría, ansiedad, pero
también de miedo, de dudas, y de un poco de resignación a dejar de una vez por
todas ese sentimiento tan pleno que una vez sintió.
En sus oídos comienzan a sonar las palabras del cura y los murmullos de una multitud que espera con ansías el momento mágico; en su
interior se sienten el ruido de las olas y el calor de un verano que se quema
por completo. Llega el momento y el Señor León acepta por esposa... es como un
vozarrón que invade su cabeza, por un segundo el silencio se hace ruidoso por
dentro, hasta que un Si acepto sale como un vomito en plena borrachera…seguido
de eso otra voz muda le habla y le dice, ¿Si… A qué?
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